Un marinero nunca piensa
Que su presa se le ha de escapar
Que algún día tendrá ganas de soñar
Y que se pueda al fin liberar.
No imagina que el pez es del mar
Es dueño y señor de andar
Se considera su dueño
No admite recelos.
No busca amarlo, cuidarlo
Solo intenta sujetarlo, frenarlo
Lo le da libertad, felicidad
Le impide crecer, le niega entender.
Pero sin saberlo, aquel pez creció
Entendió, aprendió y se libero
Paseo por los caminos del mar
Así le gusto andar y estar.
El marinero nunca comprendió
Esa liberación después de tanta opresión
No pudo adivinar, solo comprender
Que aquel bello y hermoso pez se le escapo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario